La Voz Bautista – Marzo de 1925
«Una vez un joven pintor tenía un gran ideal que quería retratar en un lienzo. Después de meses de trabajo y sacrificio quedó terminado el cuadro pero el no quedó satisfecho. Se retiró a su cama cansado y muy desalentado. No pudo pintar su ideal; todo era un miserable fracaso. Pero mientras el dormía un amigo de él, un artista de renombre, entró silenciosamente en su estudio, y se puso a retocar el cuadro enderezando una línea acá, suavizando una curva allá, y cuando en la mañana el joven se despertó, encontró su cuadro tan sublime, tan perfecta representación de su ideal. Así es el Espíritu Santo, el Maestro, toma nuestra pobre obra y la perfecciona para la salvación de almas y la gloria de Dios. Marzo 1925». Página 4.
Descargar la revista: La Voz Bautista – Marzo de 1925